Entonces el hombre se acerca. Repite el procedimiento que con los demás, pero ella no salta de su asiento. No puede. Sus piernas permanecen inmóviles. Él la señala con el dedo: “Mujer de poca fe”. Las lágrimas empañan la visión de Laura. Ella ama a Dios; le ha servido desde sus limitaciones durante años. ¿Por qué ese hombre, que no la conoce, la acusa de ese modo? ¿O será Dios hablándole a través de él? Ella sale de esa sesión más deprimida. Veamos este caso: En cualquier otra situación se le llamaría
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